Chapter 17
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La camisa blanca que llevaba puesta, a pesar de tener un corte muy sobrio, se volvía seductora al desabrocharse un botón, dejando entrever una porción de su delicada clavícula.
Jazmín echó un vistazo alrededor, sin mostrar emoción alguna en sus ojos, y retiró su mirada con calma.
En su mente, sin embargo, ya había emitido un juicio: este era un hombre que parecía… bastante apetecible. Más que cualquier otro hombre que había conocido antes.
Incluso Jaime, con su encanto demoníaco, no podía compararse con él y quedaba un poco a la sombra.
Durante esos breves segundos en que Jazmin examinó al hombre en el carro, el conductor, sentado al volante, se quedó boquiabierto con una expresión de incredulidad, como si hubiera visto el sol salir por el oeste.
Si no lo hubiera escuchado con sus propios oídos…
El conductor no podía creer que el Sr. Elio hubiera iniciado una conversación con una joven y hasta hubiera pedido sus datos de contacto.
“¿Eres
el dueño del carro?” Jazmin miró al hombre con una mirada serena, sin el frenesi ni la obsesión de otras mujeres.
“Si.” Asintió Elio Real.
“Entonces te agregaré como amigo para facilitar la transferencia.” Mientras hablaba, Jazmín tocó la pantalla de su teléfono un par de veces, abrió la aplicación y parpadeó con sus ojos brillantes: “¿Te agrego yo o me agregas tú?”
“Cualquiera está bien.” El hombre sacó su celular y se lo pasó al conductor, con una voz fría y un timbre distintivo, “Dale mi número a esta señorita.” El conductor, conmocionado, tomó el teléfono, temblándole las manos por la sorpresa.
Miles de jóvenes y señoras anhelaban el número de contacto del Sr. Elio Real, habían intentado de todo y ni siquiera habían logrado averiguar los primeros tres digitos de su número de teléfono.
Mucho menos un número tan privado.
Que la joven lo obtuviera tan fácilmente, ¿desde cuándo el Sr. Elio se había vuelto tan accesible?
Jazmín no notó la expresión del conductor, ni sabía que el número que había conseguido así de simple era el sueño de tantas personas. Miró brevemente la página de perfil del hombre en su cuenta, agregó al contacto en su propio teléfono y luego guardó su celular.
“Bueno, cuando te llegue la factura, me la envías. Si te preocupa que me vaya sin pagar, puedo dejarte mi documento de identidad como garantia.” Jazmin dijo esto mientras iba a buscar su identificación.
“No es necesario, confío en ti.”
“Está bien, gracias. Me voy entonces.” Jazmín asintió y se fue, aparte de los pocos segundos iniciales de asombro al ver la impresionante cara de él, no le prestó más atención al hombre en el carro una vez que volvió a la normalidad.
Al fin y al cabo, por más guapo que fuera el hombre, para ella era solo uno más.
Como cuando vio a Jaime por primera vez, también había sido impresionante, pero ahora esa cara que la habia deslumbrado ya no le causaba ninguna. impresión.
“Tu carro ha sido golpeado, seguir manejándolo podría ser peligroso. Sube al mío, yo te llevo.” Desde el interior del Rolls–Royce, la voz baja y magnética de Elio detuvo a Jazmín que estaba a punto de marcharse.
Jazmín se giró, con una mirada ligeramente confundida.
Dentro del carro, Elio la miraba con ojos profundos y serenos, diciéndole con franqueza: “Justo tengo que ir a hacer unos asuntos cerca de tu escuela, te puedo llevar de paso.”