Capítulo 793
Capítulo 793
capitulo 793
Isabella se quedó atrapada tosiendo, su ritmo cardiaco se volvió irregular. Content provided by NôvelDrama.Org.
-¡Clara! ¿Cómo te atreves a hablarle tan groseramente a mi madre? ¡No ves que es una persona mayor!; Deberías mostrarle respeto! – Jimena sostuvo a Mateo y regañó a Clara en voz alta.
Alejandro escuchó y funció el ceño con disgusto hacia Jimena.
-¿Deberíamos tratar a las personas mayores como seres superiores? Siguiendo ese estándar, también soy mayor que tú. ¿Vas a dirigirte a mi de la misma manera? – Clara, que ya era de mucha más edad que Jimena, la miró friamente, haciendo que su corazón se encogiera.
Jimena se quedó en silencio, con los labios temblando de miedo, sin atreverse a responder, temiendo
que Clara la insultara aún más.
Isabella sabía que Mateo, no le daría ningún problema a la hija de Julio por este asunto, así que solo podia expresar su descontento con miradas furtivas a su hijo, empujándolo a defender su honor.
Rodrigo, con sus ojos brillantes, tosiendo débilmente dijo: -Clara.
Clara parpadeo y dirigió su mirada fria y déspota a su rostro, asustando a Rodrigo para que cambiara de opinión: -¡Te llevaré de regreso, ya es tarde y no es seguro!
-No es necesario, vine en mi propio coche.
Dicho esto, Clara ni siquiera miró hacia atrás, salió corriendo; dejando atrás la mansión con el sonido. nitido y dominante de sus altos tacones. Rodrigo se rascó la cabeza, completamente avergonzado.
Mateo respiro de indignación, sintiendo que su nieto no podía enfrentarse a la joven de la familia Pérez.
-Vámonos–dijo.
Las personas de la familia Rodriguez salieron muy apresuradas. -Mi cabeza, ¡me duele la cabeza! Ema se apoyo en Enrique como si no tuviera huesos, emitiendo gemidos pegajosos y muy débiles.
-Ya sea fingiendo ser una víctima o desmayándote, cuando eras actriz tenias esta gran habilidad. ¿ Cómo esperabas
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competir con Luz durante tantos años? – Alba miró a Ema y murmuró con desprecio.
Ema escuchó todo esto y se enfureció enormemente.
Enrique parecia muy rigido y después de un largo silencio, susurró a Alba: -Alba, ayuda a la señora a
regresar a su husbitación.
Co alenta Enrique, solo soy responsable de les atenciones del joven Alejandro. Además estoy a punto
que ella quiera que yo la atienda. Al verme, creo que la señora se sentiria bastante incómoda.
Alba se inclinó muy apresurada con la cabeza agachada y se retiró de inmediato.
Alejandro quedó alli, con una expresión de descontento, enojo y, sobre todo, un profundo sentimiento de soledad y melancolía, como si el mundo entero lo hubiera abandonado por completo.
-¡Alejandro! ¿Qué estás haciendo aquí todavía? – Rodrigo se acercó rápidamente, le dio un fuerte empujón en el hombro y le miró con gran preocupación. -Clara se ha ido. Tuviste la gran oportunidad de verla. ¡Ve y explicale claramente la situación entre mi hermana y túl
Alejandro contuvo la respiración, sus pies se sentian como plomo, muy pesados.
Cuando regresaron, Mateo condujo el coche y las mujeres Rodríguez se subieron a otro.
En el coche, Isabella seguía sintiéndose agraviada y llena de rabia. Durante su juventud, su esposo la protegia, y en la mediana edad, su hijo la cuidaba. Nunca habia experimentado una terrible humillación
como la de esta noche.
-Madre, frente a las personas de la familia Hernández, el abuelo y mi hermano; me interrogó
públicamente y me abofeted en la cara. Para evitar que me case con Alejandro, utilizó métodos muy despreciables. ¡No tenía limites! – Jimena lloró amargamente en brazos de su madre. -Él solo busca su propia felicidad y ni siquiera me toma en serio. ¿Me sigue considerando su hermana? ¡En su mente, soy
una enemiga!