Capítulo 76
Capítulo 76
Capítulo 76
Mientras el brazo de Samuel acunaba la esbelta cintura de Kathlcen, declaró con grandilocuencia:
– Esta es nuestra casa. Es donde nos quedaremos a partir de ahora.
Kathleen se sintió confundida por su declaración y pregunto:
-¿No es este el lugar en el que te preparaste para quedarte con Nicolette?
Samuel no respondió, asi que Kathleen se volvió para mirarle expectante.
-Si la conocieras de verdad, sabrias que no le gusta el estilo de este lugar. Además, cuando hice mis preparativos para mudarme a esta casa, no la tuve en cuenta para nada-respondió Samuel con calma.
No era mentira. De hecho, Samuel habia diseñado el lugar pensando sólo en sus gustos y disgustos.
-Empecé a diseñar y construir este lugar antes de casarnos, pero las obras no terminaron a tiempo. Ese condominio es demasiado pequeño y no tiene patio. Por suerte, hace unos dias terminaron las obras en este lugar, pero todavia hay algunos muebles esenciales que todavía necesitan un mes o más para llegar. Ayer les di la orden de acelerar la entrega y pagué una buena suma sólo por los gastos de envío -explicó Samuel.
Kathleen frunció los labios mientras hablaba.
-Sin embargo, lo más importante es que el lugar y el montaje te resulten cómodos. Entra y echa un vistazo – añadió Samuel mientras la levantaba en brazos y salia del coche.
Asi, Kathleen fue acunada en sus brazos mientras ambos bajaban del coche. De inmediato, las amas de llaves de la mansión se apresuraron a darles la bienvenida. Un hombre de mediana edad
encabezaba la carga. Era Sebastian, el mayordomo del lugar.
Sebastian saludo a la pareja con una sonrisa y dijo:
– Bienvenidos a casa, señor Macari y señora Macari.
A Kathleen le sorprendió la formalidad con la que se comportaban todos. Mientras Samuel seguia guiando a Kathleen hacia el interior de la mansión, esta vio que el interior era nada menos que grandioso y opulento. Incluso asi, se las arregló para mantener un sentido de estilo y abstenerse de ir por la borda con la grandeza. Kathleen no pudo evitar el asombro ante el espectáculo que contempló.
-La primera planta alberga el salón y el comedor, junto con la cocina y las residencias de las amas de llaves -explica Samuel – Por ahora no tienes que apresurarte a asimilarlo todo. Hay mucho tiempo para que te familiarices con la distribución del lugar. Deja que te lleve primero al dormitorio.
Kathleen se congeló en su lugar mientras se preguntaba por qué Samuel insistia tanto en acompañarla a revisar el dormitorio. Al estar a su lado, Samuel pudo captar su estructura ahora rigida.
El medico había ordenado que Kathleen se concentrara en su recuperación durante dos meses enteros antes de que se les permitiera compartir la cama juntos. Aunque Samuel queria adelantarse, no tuvo mas remedio que tener en cuenta el estado fisico de Kathleen. No queria ponerla en un aprieto, después de todo. Con eso, la pareja se dirigió a las escaleras
Toda la mansión constaba de tres niveles separados, cada uno tan amplio como el anterior. Un solo dormitorio podia ocupar unos noventa metros cuadrados, y habla cuatro de ellos en cada nivel. En la segunda planta, solo el dormitorio principal y la habitacion de invitados permanecian intactos. Las dos habitaciones restantes se habían convertido en el estudio de Samuel y el puesto de trabajo de Kathleen respectivamente.
Cuando llegaron al segundo piso, Samuel guio a Kathleen hacia el dormitorio principal. Alli, Kathleen vio que cra espacioso y bien iluminado por la luz natural. El mobiliario de la habitación era de una extravagancia discreta y tenia caracteristicas adaptadas a las necesidades de cada ocupante. Por ejemplo, el vestidor era enorme y estaba repleto de ropa. Casi toda la ropa de Samuel parecia ser ropa formal, y consistia en colores mas oscuros y apagados.
El resto del espacio estaba dedicado al uso de Kathleen. En él habia una serie de prendas de vestir exteriores, zapatos e incluso pequeños accesorios que podia utilizar de inmediato. Todo habia sido preparado con mucho cuidado, y la gran cantidad de artículos presentes hacia que ocupara una parte considerable del espacio del vestidor.
El dormitorio principal también contaba con un amplio cuarto de baño que incluso contenia una bañera doble equipada con función de masaje. En total, todo el recorrido hasta ahora solo gritaba de lujo.
-¿Estás satisfecha? -preguntó Samuel.
Kathleen sólo pudo asentir insensiblemente como respuesta.
Samuel curvó los labios y dijo:
-Eres la señora de esta casa. Siéntete libre de hacerle saber a Sebastian si hay alguna área en la que crees que hay que cambiar.
-Ya es suficiente -respondió Kathleen entumecida.
Samuel esbozó una pequeña sonrisa mientras afirmaba:
-En última instancia, la clave es que te guste o no.
– Mientras veníamos hacia aqui, vi que este lugar está situado bastante cerca de la residencia de los Macari. ¿Es asi? -preguntó Kathleen confundida.
-Si, lo es. Temia que no tuvieras a nadie con quien charlar cuando yo no estuviera. Por eso elegi a proposito un lugar más cercano a la residencia de los Macari. De esta forma, solo tardarias diez minutos en coche en llegar a la residencia de los Macari si lo necesitas -respondió Samuel.
Kathleen se detuvo a pensar y se dio cuenta de que por fin era un aspecto del lugar que le satisfacia.
Samuel alargó la mano y acuno suavemente su cabeza mientras acercaba sus finos labios a los de ella. Le planto un ligero beso en sus carnosos labios antes de añadir:
-No pareces especialmente feliz en lo absoluto.
— No soy infeliz — respondió Kathleen moviendo la cabeza. Aunque era cierto que no era infeliz, tampoco estaba contenta.
Samuel no se ocupó de los detalles más finos. En su lugar, declaró:
-Tengo otros asuntos que tratar por la tarde. Quédate aquí y espérame.
-De acuerdo respondió Kathleen mientras fruncia los labios.
– No vas a preguntar a donde voy? -preguntó Samuel mientras le lanzaba una mirada larga y significativa.
–¿No vas a trabajar? – preguntó Kathleen confundida. No entendia a que quería llegar. Por lo general, el no le informaba con antelación aunque se dirigiera a la oficina. Ella no tenia ni idea de lo que le pasaba hoy.
Samuel suspiro y comentó:
-Ni siquiera puedo saber si confias tanto en mi o si solo no te importo.
Kathleen dedujo que era porque no había preguntado a dónde se dirigia. Le contestó:All text © NôvelD(r)a'ma.Org.
-Antes preguntaba, pero te parecia demasiado molesto y controlador.
Samuel se quedó sin palabras al darse cuenta de que todo esto era obra suya.
-Si es asi, tomaré la iniciativa de informar de mis movimientos en el futuro -prometió Samuel mientras se acercaba y le plantaba otro ligero beso en los labios. Continuo-: Haré que el personal te prepare algo de comer. Puedes ir a descansar una vez que hayas comido. No te preocupes por nada más. Lo más importante ahora es que te cuides bien y te recuperes. ¿Lo entiendes?
Kathleen asintió con obediencia como respuesta.
-Buena chica -afirmó Samuel con satisfacción.
Samuel reflexionó que ella era enserio obediente si no un poco fria y distante de él. No pudo evitar sentir un fuerte impulso de encogerla y meterla en el bolsillo para llevarla consigo a donde fuera.
-Me voy – declaro. No tenia mucho tiempo libre para estar con ella. Después de todo, era un hombre en verdad ocupado, en especial hacia el final de cada año.
Kathleen era muy consciente de lo ocupado que estaba Samuel. Por lo tanto, le resultaba dificil de creer si alguien afirmaba que Samuel pasaba cada dia en compania de Nicolette, dia tras dia. Sabia que no podia contar con que un adicto al trabajo como él perdiera tanto tiempo en compania de otra persona. A pesar de lo mucho que amaba a Nicolette, eso era imposible.
De repente, el sonido del timbre de la puerta interrumpió los pensamientos de Kathleen. Llamo:
-¿Sebastian?
—Sra. Macari, el Sr. Macari nos encargó que le preparáramos algo de comida. Aqui tiene un poco de avena. Tomela mientras este caliente -dijo Sebastian con calidez mientras llevaba una bandeja a la habitación y colocaba con cuidado el lazón de avena sobre el escritorio
-No tienes que ser tan educado conmigo, Sebastian –comento Kathleen mientras se movía incomoda.
-Usted es la señora de la casa, señora Macari. És justo que la tratemos con la dignidad y el respeto que se
merece -contesto Sebastian con rectitud.
-Gracias por la comida entonces -dcclaro.
Sonrió y dijo:
Disfrute de su comida, señora Macari. Por favor, no dude en gritarnos si necesita algo.
Kathleen asintió y Sebastian se dirigió a la salida.
Mientras miraba el tazón de avena caliente que tenia delante, Kathleen no pudo evitar suspirar una vez más.
Después de terminar su plato de avena, Kathleen se sumió poco a poco en un profundo sueño. Cuando al fin se despertó, bajó las escaleras y se encontro con Sebastian. Él le dijo:
-Sra. Macari, la Sra. Staines está aqui.
Kathleen se dirigió de inmediato al salón, donde vio a Wynnie sentada en el sofá mientras daba un sorbo lento a su taza de café. Kathleen entró en el espacio y la saludo:
– Mama, estás aqui.
Wynnie frunció los labios y dijo:
-Fui al hospital a ver cómo estabas, pero me informaron de que te habían dado el alta. Después me dirigial condominio y asi me enteré de que ya no vivias alli.
Kathleen se dio cuenta de repente y pregunto:
-¿No te ha informado Samuel?
-No te molestes en mencionarlo. Apenas quiso informarme de este lugar, y menos aún de que te habias mudado. No sé qué le pasa por la cabeza-resopló Wynnie con rabia.
Kathleen tampoco tenía idea de lo que estaba pensando.
-¿Te sientes mejor?–preguntó Wynnie mientras la miraba con el ceño fruncido.
-Si, el médico ha dicho que tendré que recuperarme poco a poco -respondió Kathleen.
-Ya veo… Entonces deberías descansar bien -respondió Wynnie. Su tono se oscureció al continuar-: Kate, ¿todavia tienes intención de divorciarte de Samuel ?
A Kathleen le pilló un poco por sorpresa y apretó los dedos mientras miraba nerviosa hacia abajo.
-Está bien. No estoy aqui para obligarte a nada. Sólo me preocupa que te sientas agobiada. Seria estupendo que ya no tuvieras ganas de divorciante. Eso permitiria a Samuel cuidar bien de ti mientras te recuperas. De lo contrario, me resultaria dificil relajarme si terminaras al cuidado de un extrano al azar. Me preocuparia mucho que te acosaran -explico Wynnie.